CARTA AL DIRECTOR
Silencio y menosprecio: así atiende el Gobierno de Siero y su alcalde a los ciudadanos
Llevo meses esperando sin éxito para mantener una reunión con dos concejales del Ayuntamiento de Siero. La odisea incluye escritos, llamadas telefónicas e, incluso, malos modos.
Solicité cita previa hasta en dos ocasiones por registro y tras tres veces más por teléfono. Como ningunas de estas cinco gestiones dio resultado, el pasado 25 de febrero, registré un nuevo escrito solicitando el amparo del acaldé. El resultado ha sido el mismo: silencio absoluto.
Por esa razón, me siento en el derecho de denunciar públicamente la actitud del equipo de gobierno que gestiona el concejo en el que resido. Nadie atiende a los vecinos. Al menos, no se atiende a aquellos vecinos que, en principio, pueden sospechar que son incómodos.
Si bien todo esto em parece un trato discriminatorio intolerable como ciudadano de Siero, lo que me ha llevado a escribir esta denuncia es la respuesta que he recibido de una trabajadora del equipo de la alcaldía, que ha llegado a colgarme el teléfono.
En un primer momento, se comprometió conmigo a analizar qué había pasado, al descubrir cuál era la razón de que nadie hubiera atendido mi petición de reunión a llamarme. Después de varias semanas sin tener más noticias suyas, me decidí a llamarla. Mi sorpresa fue mayúscula cuando, tras identificarme, colgó sin mediar palabra. Y hasta hoy.
Tengo pruebas documentales de todo lo que aquí relato, por su alguien duda de mi palabra o tienen interés de comprobarlo.
Les ofrezco más detalles.
Desde el mes de diciembre de 2024 tengo pedida cita telefónica, mediante escrito por registro y reiterado por llamadas al ayuntamiento, con el concejal Alejandro Villa. Más o menos desde esta fecha otra cita, esta mediante llamadas al ayuntamiento, con la concejala Patricia Antuña. Hasta el día de hoy, no he conseguido respuesta alguna.
Como dichos concejales no atendían mi petición, a través del registro solicitó amparo al señor alcalde. Ángel García no hace anda para resolver el asunto y ni siquiera se digna a responder a mi petición.
Es entonces cuando me decido a utilizar un número de teléfono de la alcaldía que obraba en mi poder con motivo de otra gestión previa. Me responde una trabajadora que supuestamente filtra las llamadas Me atiende y se compromete a darme una respuesta.
Horas más tarde recibo un mensaje con una pregunta: “La puedo llamar más tarde?” Respondo: “Sin problema, cuando guste”.
Pasan dos días y nadie me llama. Vuelvo a enviar otro mensaje en el cual le recuerdo “que sigo esperando me llame”.
Pasados otros dos días, y como quiera que nadie se ponía en contacto conmigo, llamo sin éxito desde mi teléfono. Entonces pruebo desde otro número. Y, sorpresa, descuelgan. Y, entonces, ocurre lo que no me podía sospechar: cuelga sin mediar palabra.
Como digo, de todo cuanto aquí describo existen pruebas documentales y grabaciones telefónicas.
Me siento discriminado por el alcalde y los concejales que he mencionado y menospreciado por una trabajadora de la alcaldía, que me evita con todo el descaro.
La actitud y las palabras del alcalde van por caminos diferentes. En repetidas ocasiones, he leído en distintos medios de comunicación que exige a sus concejales y a los funcionarios que presten un servicio de calidad, ágil y eficaz, con la máxima empatía con los ciudadanos.
Pues tomo nota. Conmigo no se están cumpliendo sus objetivos. No sé si existe razón concreta o si su filosofía solo se cumple con los ciudadanos que son del agrado del equipo de gobierno. Me parece que yo no lo soy.
Los ciudadanos también tomamos nota.
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