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La Coordinador Ecoloxista de Asturias presentó una queja a la Comisión Europea por el daño ocasionado a los árboles en Pola de Siero por el carril bici

Miercoles 14 de Febrero del 2024 a las 10:29


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La Coordinadora Ecoloxista de Asturias ha presentado una queja a la Comisión Europea con motivo de los graves daños realizados a los árboles en la calle Alcalde Parrondo de Pola de Siero.

Con motivo de la construcción de un nuevo tramo de carril bici financiado con fondos europeos a través del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, se han dañado todos los árboles que se habían plantado en los últimos 10 años en esta calle. Son 44 árboles afectados: 10 arces rojos, 24 abedules, 5 perales y 5 manzanos, que tienen el futuro comprometido por el corte de muchas de sus raíces.

Construir un carril bici eliminando o dañando zonas verdes y árboles, en vez de espacio para el coche, es un sinsentido para un cambio necesario hacía la movilidad sostenible. Los árboles desempeñan un papel importante generando sombra y un aumento de la biodiversidad urbana, proporcionando plantas y animales con un hábitat, alimentos y protección favorables.

Además de la sombra reduciendo el efecto “isla de calor”, enfriando las calles entre 2 y 8 grados, respecto al calor generado por el asfalto y otros materiales, un árbol maduro puede absorber hasta 150 kg de CO2 por año, desempeñando un papel importante en la mitigación del cambio climático. Especialmente en ciudades con altos niveles de contaminación, los árboles mejoran la calidad del aire, haciendo que las zonas urbanas sean más saludables para vivir.

Los árboles grandes son excelentes filtros para contaminantes urbanos y partículas finas. Absorben los gases contaminantes (como el monóxido de carbono, los óxidos de nitrógeno, el ozono y los óxidos sulfurosos) y filtran partículas finas como el polvo, la suciedad o el humo del aire atrapándolos en las hojas y la corteza.

Como muchos estudios indican, vivir cerca de espacios verdes urbanos y tener acceso a ellos puede mejorar la salud física y mental, por ejemplo, al disminuir la presión arterial alta y el estrés. Esto, a su vez, contribuye al bienestar de las comunidades urbanas.

Los árboles también ayudan a reducir las emisiones de carbono los óxidos de nitrógeno, el ozono y los óxidos sulfurosos) y filtran partículas finas como el polvo, la suciedad o el humo del aire atrapándolos en las hojas y la corteza.

Como muchos estudios indican, vivir cerca de espacios verdes urbanos y tener acceso a ellos puede mejorar la salud física y mental, por ejemplo, al disminuir la presión arterial alta y el estrés. Esto, a su vez, contribuye al bienestar de las comunidades urbanas.

Los árboles también ayudan a reducir las emisiones de carbono al ayudar a conservar la energía. Por ejemplo, la ubicación correcta de los árboles alrededor de los edificios puede reducir la necesidad de aire acondicionado en un 30 por ciento, y reducir las facturas de calefacción de invierno en un 20-50 por ciento.

Una ciudad con una infraestructura verde bien planificada y bien administrada se vuelve más resistente, sostenible y equitativa en términos de nutrición y seguridad alimentaria, alivio de la pobreza, mejora de los medios de vida, mitigación y adaptación al cambio climático, reducción del riesgo de desastres y conservación de los ecosistemas. A lo largo de su vida, los árboles pueden proporcionar un paquete de beneficios que vale entre dos y tres veces más que la inversión realizada para plantarlos y cuidarlos.

Es necesario más carriles bici y más zonas peatonales, pero no a cuenta de las pocas zonas verdes que tienen nuestras ciudades.