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SOCIEDAD
La exposición fotográfica de Muñó reunió al alumnado de varias generaciones alrededor de su escuela indiana.
La exposición fotográfica celebrada en Muñó los días 13 y 14 de noviembre, consiguió reunir a varias generaciones del antiguo alumnado de su escuela indiana, abierta en 1906 y cerrada a la educación en 1981.
Les Escueles de Muñó fueron promovidas y costeadas por Cesáreo Vigil Cortina, un vecino del pueblo que emigró durante su juventud y, tras hacer fortuna en Cuba, quiso proporcionar a las niñas y niños de su pueblo natal una educación de imposible acceso para la gente humilde de principios del siglo pasado. Así nació la primera escuela pública del concejo de Siero, siendo desde entonces un lugar emblemático para la vecindad, y sus escaleras el escenario donde se encuadraban, además de las fotografías escolares, las imágenes para el recuerdo de bautizos, comuniones, bodas, fiestas y acontecimientos señalados.
Unas escaleras reflejando la historia de un pueblo y sus gentes.
El pasado mes de marzo, ante el anuncio de una reforma en el edificio, de arquitectura indiana, que incluía derribar una parte de las escaleras de su fachada principal, la vecindad decidió movilizarse para intentar evitarlo y así nació la Plataforma por la Conservación y Protección de Les Escueles de Muñó, organizadora de esta exposición de alrededor de 150 fotografías y documentos que plasman el aprecio y cariño que siempre profesaron a su escuela indiana.
Vidal González, integrante de la plataforma, se ha encargado de recorrer el pueblo recopilando, casa por casa, las fotografías y documentos que forman parte de la exposición, fechando y averiguando la identidad que quienes allí aparecen. Un ingente trabajo de documentación del que se mostraba satisfecho porque “demuestra la vinculación que siempre tuvimos en Muñó con nuestra escuela y que no decíamos mentira cuando afirmábamos que había muchas fotografías en las escaleras, pues siempre fue una tradición aquí. También es una forma de encontrarnos, recordar nuestra historia y compartirla con los más jóvenes”.
La exposición mostraba imágenes desde 1906 hasta la actualidad, así como documentos de la época referentes a Cesáreo Cortina y a Les Escueles de Muñó. También había una muestra de billetes de las antiguas pesetas, “pensando sobre todo en la gente que no las conoció”, refería Vidal González.
Compartiendo recuerdos, anécdotas, tristezas y alegrías.
La plataforma se mostraba muy satisfecha con la respuesta y acogida de la vecindad, tanto la actual como la que un día lo fue, aunque ahora ya no resida en el pueblo. Dos días compartiendo historias, recuerdos, anécdotas, alegrías y tristezas. Dos días de reencuentros que tuvieron como colofón el momento en que, el domingo, se reunió el antiguo alumnado de Les Escueles para posar en una imagen conjunta en el lugar donde tantas veces lo habían hecho. Unidos y sonrientes, antiguos escolares de edades comprendidas entre los noventa años de María Gloria Colunga y los cuarenta y seis de Miguel González, posaron en defensa de aquellas escaleras que tanto habían transitado durante su infancia.
María Gloria Colunga, la orgullosa decana, conoció además allí a su marido, Rufino Álvarez, que era entonces el maestro; allí vivió en la zona habilitada para los docentes y allí tuvo a su hija, Begoña, quien la acompañaba junto con su nieto, Aitor y sus bisnietos, Miguel y Jorge, de cuatro años y ocho meses de edad. La seguía su hermano, Tino Colunga, de ochenta y nueve años, certero e incansable informador de la identidad, edad y barrio de procedencia de quienes aparecen en la exposición, así como de todo tipo de anécdotas y sucesos relacionados. Junto a ellos, Eloy Junquera, Enedina Cabeza, Olga Moro, Nieves Vigil, Aurora Coto, Gelita Rodríguez, Alfonso Blanco, Lolita Riestra… representaban a los de más edad.
En primera fila colocaron a José Antonio Cossent, último maestro que habitó la vivienda del edificio y que llegó a Muñó con 25 años, recién terminada la carrera y tras hacer la mili. “La gente de aquí fue mi familia durante los dos cursos que impartí”, relataba. “Si hacía buena tarde, mi mujer y yo mandábamos a los niños a buscar la merienda y nos íbamos todos juntos a dar un paseo. Tomábamos un café con algún vecino mientras los niños jugaban en el prado y cenábamos día sí, día también, en casa de la abuela de uno de los alumnos con quien hicimos mucha amistad. Vivíamos en el pueblo, nos acogieron como unos vecinos más y guardo un recuerdo entrañable de Muñó y sus gentes”, expresaba.
Preparando una asociación y un libro con todas las fotografías.
La plataforma explicaba que “ahora estamos impulsando la creación de una asociación para obtener una cobertura jurídica, que no tenemos desde la plataforma, para poder realizar actividades que den a conocer las costumbres, tradiciones, trabajos rurales y peculiaridades de las gentes que habitaron y habitan estas tierras. Queremos también promocionar la figura de Don Cesáreo, divulgar, concienciar y resaltar la importancia histórica y cultural de Les Escueles de Muñó e intentar hacer del edificio un centro social habitable y confortable, en donde los vecinos podamos hacer reuniones, actividades sociales, culturales… Un lugar de encuentro que estreche lazos y relaciones entre los habitantes de esta parroquia tan dispersa”.
“También estamos preparando un libro con todas las fotografías antiguas, en el que incluiremos la que hemos hecho hoy y también imágenes de la gente por barrios, encuadradas en las escaleras, como una manera de reivindicar el valor de nuestra escuela indiana de forma pacífica, expresando el cariño que le profesamos a estas escuelas y a estas escaleras”, informaba Vidal González.
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