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CULTURA

La Virgen del Carmen de San Cucao: Apuntes sobre su imagen y cofradía

Martes 27 de Agosto del 2024 a las 15:19


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El 21 de julio pasado, se celebró una vez más y como es tradicional desde el siglo XIX, la fiesta patronal de la parroquia de San Cucao, es decir, el Carmen, la Sacramental o la Fiestona, que por estos tres nombres se la conoce desde 1884, año éste de la noticia de prensa más antigua que localicé.

En este 2024 tuvo un especial realce consecuencia tanto de la presencia activa en la procesión de representantes de entidades sociales locales, donde pudimos ver los antiguos velones, candelabros, cáliz y copón de alpaca, así como la imagen de la patrona, nuestra Señora del Carmen, “la Virgen de la capa blanca”, luciendo esplendorosa tras el proceso de restauración recientemente acometido.

El equipo parroquial, donde como es habitual la capacidad de trabajo y entrega del popular Pocholo sigue siendo sobresaliente, si bien pensó en un primer momento en la adquisición de una nueva imagen, consideraciones económicas y muy fundamentalmente históricas y sentimentales, les inclinó por acometer la reparación de la existente, trabajo realizado con esmero por la restauradora Natalia Díaz Ordóñez, de gran prestigio profesional y llanerense para más satisfacción, con quien colaboró su colega de oficio, Gimena Gutiérrez Alperi.

El pórtico cubierto de nuestro templo fue el escenario del minucioso trabajo realizado, tanto en el cuerpo de la imagen como en la corona que ciñe su cabeza. La restauración supuso limpieza general y reconstrucciones volumétricas con resinas especiales allí donde se requería, particularmente en los dedos y la corona, y posterior aplicación del cromatismo adecuado en las zonas intervenidas.  

Y aludo a cuestiones históricas y sentimentales porque la imagen restaurada fue donada por Rosalía Álvarez González de casa Alvarín de Piñera, en cumplimiento de su particular promesa formulada para que sus siete hijos varones, de edades entre 17 y 29 años, regresaran sanos y salvos de nuestra Guerra Civil; aunque hay dudas sobre el mayor de los hermanos quizá ya había emigrado a Cuba, los chavales de Alvarín, por separado, vivieron el conflicto en todos los frentes, incluido Ceuta y Melilla, participaron en los dos bandos contendientes, hubo quien conoció La Iglesiona de Gijón como prisionero, y alguno de ellos sobrevivió a su paseo hacia la ejecución en las cercanías de su vivienda gracias a la intervención puntual de un vecino cercano. Fue en 1943 cuando Rosalía materializó su promesa, que también incluía una imagen de San Antonio y la condición acordada con el párroco de que, en las procesiones, uno de Ca Alvarín siempre sería portador de una de las dos imágenes. En dicho año, ya restaurada nuestra Iglesia de los daños sufridos en la Guerra, retornaron a ella las celebraciones religiosas y hubo nuevamente procesión del Carmen donde lució en todo su esplendor la imagen ahora restaurada, ubicada sobre barca de madera construida por los carpinteros de la parroquia que portaron desde la Iglesia hasta el cruce con la carretera general, los carpinteros de la parroquia, entre los que estaba Pepe Alvarín. Este Pepe, hijo de la donante, con sus 10 años “de armas”, tanto durante la contienda como posteriormente, es el Alvarín que más tiempo pasó en nuestra contienda civil.

Tanto la imagen de la Virgen como la del niño Jesús que tiene en brazos, portan los típicos escapularios, restaurados y lustrados hasta su actual aspecto por Carmen Pérez, más conocida por Carmina la de Hortensia. Si bien el del niño Jesús es el original de 1943,  el que tras la restauración luce la Virgen perteneció a una parroquiana Cofrade del Carmen y data de 1951, escapulario igual al que portaba la imagen originalmente pero mejor conservado. Por expreso deseo de los implicados, omitimos detallar sus nombres.

A este respecto debe indicarse que en San Cucao existió Cofradía del Carmen y que con gran número de cofrades hay constancia documental de que estaba activa en 1970, con don Julio Pérez como párroco. No está de más indicar que las Cofradías del Santo Escapulario del Carmen, surgen en toda Asturias en 1945 gracias a la intensiva promoción de los Carmelitas ovetenses. Prueba de su calado en la sociedad son los testimonios fotográficos que aquí publicamos.

Ser cofrade del Carmen, o en términos puristas, “Cofrade del Santo Escapulario del Carmen” otorgaba ciertos derechos y acarreaba algunas obligaciones, pues el Cofrade era acreedor a no penar en el infierno y a librarse del purgatorio como tarde el sábado siguiente a su muerte; de una misa luego de morir, de un rosario por su descanso que rezarán cada uno de los asociados y un sin número de indulgencias plenarias y parciales.

Dado que hay constancia de que, en 1951, varias cofrades sancucufateñas, los hombres aunque en San Cucao los había con el escapulario, eran mucho menos numerosos, participaron en el homenaje de la Ciudad de Oviedo a la Virgen del Carmen, creo oportuno recoger algunos detalles significativos del mismo, que por otro lado muestran la ascendente religiosa en la colectividad y la estrecha connivencia entre religión y política de la sociedad de aquel entonces 

El homenaje tuvo lugar del 13 al 27 de mayo y encuadrado en la conmemoración del séptimo centenario del “Escapulario de la Virgen” y la “Semana Devota”. De la importancia del acontecido es una muestra que están en la Junta de Honor de dicho centenario y bajo la presidencia del romano Cardenal Piazza, el Prepósito de los Jesuitas, el obispo Lauzurica y el Cabildo Catredalicio, los párrocos de las iglesias de Oviedo y los superiores de las congregaciones religiosas de la ciudad, y figura como presidenta nacional del centenario, Carmen Polo seguida de un total de 33 autoridades regionales, civiles y eclesiásticas, de las que cinco son mujeres. Por su parte, la “Junta de Honor de Señoras” incluía una lista de veinte féminas con ilustres apellidos capitalinos o ligados a autoridades provinciales.

El centenario aludido contó con diversos actos académicos con ponencias de índole religioso enfocadas a lo carmelita y desarrolladas tanto en el Teatro Campoamor como en el Paraninfo de la Universidad, aparte de la clásica novena de mañana y tarde, cada día aplicada por las intenciones particulares de diferentes personalidades y transmitidas en directo por Radio Asturias y Radio Falange; Se rezaba el “Rosario de la Aurora” a las seis de la mañana, seguido de “Misa con plática” y otra “Misa de Comunión”, así como Misa pontificial, aparte la tradicional vigilia y rosarios por las calles. La Schola Cantorum del seminario, el Orfeón de la Fábrica de Armas de La Vega, la Capilla Davidica, la de Santa Cecilia, El Coro de las Hijas de María, el Orfeón Ovetense y los Coros de la Sección Femenina de Falange, rindieron su homenaje a la Virgen participando en los oficios tanto religiosos como profanos, poniendo de manifiesto el axioma de “Todo por la Virgen que nos dará recompensa eterna”.

Las celebraciones ovetenses culminaron con fuegos artificiales en el Paseo de José Antonio tras una exhibición de coros y danzas de la Sección Femenina. Con anterioridad, hasta un total de once carrozas preparadas por entidades religiosas acompañaron el traslado triunfal de la Virgen del Carmen desde la Catedral hasta la iglesia de los Padres Carmelitas, también sobre una carroza, itinerario en el que fue acompañada por grupos de escolares ovetenses.

Lucir el escapulario exterior o “grande”, de igual tamaño al que porta la imagen, en todas las procesiones era un deber de todo Cofrade, así como lucir la medalla del Centenario con pasador y cinta de colores carmelitanos en todos los actos del Centenario y la Semana Devota donde aquellas participaran.

La “semana devota” de 1951 contaba con una muy precisa organización en la que figuraban 39 inspectoras, 320 celadoras y más de 3200 socias, cuyas funciones se detallaban con detalle para cada categoría, y los gastos ascendieron a un total de 8750 pesetas invertidas en la carroza, banda militar, iluminaciones, predicador y misas, estas a quince pesetas cada una, tal como detalla el presupuesto publicado en aquél entonces.