CARTA AL DIRECTOR
Adiós al bar Casa Carlos de Tiñana
El pasado mes de julio se extendía por el pueblo la pésima noticia de que Casa Carlos, tras 8 décadas cara al público, echaba la persiana.
Los vecinos en un pueblo disperso como el nuestro echaremos en falta ese punto de encuentro, el bar de pueblo, el de siempre, con comida casera como la de güela, un lugar agradable y familiar donde apaisanar. Y no solo vecinos, ya que atraía a gente de todos los rincones dando vidilla al pueblo y al prau de la Iglesia.
Todos y cada uno de los vecinos tenemos anécdotas y vivencias personales, pero queremos expresar colectivamente que siempre mantendremos un recuerdo cariñoso y agradable del bar y de quienes lo regentaron durante tantos años. No olvidaremos les fabes ni las cebollas rellenas que Chita preparaba con tanto esmero, o echar una parrafada con Pepín mientras echábamos un culín de sidra, ni el trato amable y acogedor de Eloina, ni esos disfraces que se ponían por el antroxu, o como se llenaba el prau de la Iglesia no hace tantos años, ni a Ana, Natalia y Fredo, son muchos años cara al público.
Algo anecdótico, pero muy representativo a la vez, fue la decisión de Eloina de que no hubiera “máquina tragaperras”, de aquella que metiendo una en cualquier rincón pagabas la luz del bar, pero ella siempre mantuvo que no quería ver a la gente del pueblo tirando el dinero y enganchada a una maquinina de esas. Y es que hay muchas formas de aportar, Tiñana ya no será lo mismo sin el bar de pueblo.
Por todo ello las vecinas y vecinos queremos agradecer la familiaridad, el buen trato y todo lo que han aportado al pueblo con su trabajo y esfuerzo durante tantos años de dedicación, ha sido una forma de hacer pueblo desde los pucheros. Esperamos poder despedirnos entre culines de sidra, como se merecen.