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ASTURIAS

El 25 de mayo de 1808, un recuerdo necesario

Miercoles 25 de Mayo del 2022 a las 00:00


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El 25 de mayo de 1808, un recuerdo necesario

Alfredo Rodríguez Iglesias  Historiador del Arte

En el mes de octubre de 2020, publicaba en este mismo medio un artículo acerca de la posibilidad de celebrar en Asturias el día 25 de mayo. El día, recordemos, en el cual la Junta General del Principado, bajo la presión del pueblo asturiano, declaraba la guerra nada más y nada menos que al emperador Napoleón Bonaparte y a su ejército, en medio de una situación de vacío de poder y de una gran incertidumbre, lo que da un enorme valor a una muestra de osadía, no exenta de temeridad, que puso a Asturias en el mapa político internacional del momento.

 Esa primera intención parece que se va a mantener viva este año, si bien con una celebración más institucional y académica, muy necesarias ambas, que propiamente popular, seguramente a la espera de que la fecha vaya poco a poco calando en el imaginario colectivo de la ciudadanía, y se convierta en complemento a la ya tradicional del 8 de septiembre.

 A cuenta de eso, se pueden leer por redes sociales interpretaciones que van desde que si se conmemora el 25 de mayo de 1808 se estaría celebrando la guerra, punto de vista más que reduccionista desde mi punto de vista, ya que no se estaría tratando de dar carta de naturaleza a la guerra como vía de resolución de conflictos, sino de rendir homenaje a aquellos hombres y mujeres que pusieron por delante su patriotismo, su derecho a la defensa legítima de su tierra y posesiones, frente a un invasor que estaba sometiendo a media Europa, y que tanto nos recuerda a la actual invasión de Ucrania por Rusia.

 Por otro lado, no falta quien vea en los defensores de esta nueva conmemoración, un ataque frontal al contenido religioso que tiñe la celebración del Día de Asturias, amén de la puesta en cuestión de una tradición muy arraigada en el pueblo asturiano arraigo que parece bastante indiscutible.

 Lo que tampoco parece discutible es la posibilidad de convivencia entre ambas, algo muy habitual en otras comunidades autónomas españolas, donde se mantienen perfectamente las conmemoraciones históricas con otras de claro calado religioso.

 No hagamos llamamientos a la exclusión, sino al conocimiento histórico, al orgullo de un pueblo que en medio de una situación muy difícil fue capaz de darse cuenta de la gravedad, y que bajo el paraguas de ideas liberales, tan contrarias al absolutismo reinante en ese año de 1808, y que volverá a reinar después, supo defender la libertad, pedir el apoyo extranjero, británico en este caso, y, en la medida de sus escasas posibilidades, plantar cara al invasor.

 En ese plantar cara, por cierto, algún tipo de papel especialmente molesto para las tropas francesas, jugó el párroco de San Cucufate, Andrés Muñiz, acerca de cuya captura mostró interés el general Bonet durante la campaña de 1811, dando instrucciones a uno de sus capitanes para que procediera a su detención y limpiar el concejo de las bandas de bandidos que por él circulaban.

 Bienvenida sea esta nueva conmemoración histórica que viene ayudar en un sin duda necesario, mejor conocimiento de nuestra propia historia como comunidad.

El Tapín

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