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SOCIEDAD
Casi 400 personas se despidieron del médico y la enfermera de Villabona, Tino y Cris, por su jubilación
La Asociación de Vecinos San Miguel de Villardeveyo organizó el domingo 5 de octubre un emotivo homenaje de despedida al médico y la enfermera de Villabona, Celestino Rodríguez y Cristina González, que tras 40 años se jubilan. Acudieron a la comida y participaron en el regalo casi 400 personas de Villardeveyo, Lugo, Arlós y Ferroñes. Se les hizo entrega a los homenajeados de una placa conmemorativa por parte del Ayuntamiento de Llanera, un collar y un reloj y dos libros con los nombres de todas las personas que participaron en el regalo. El acto se celebró en el Restaurante La Campana, en Pruvia
La encargada de presentar el evento fue María Paz Menéndez, quien aseguró a Cristina y Tino que siempre tendrán abiertas las puertas de sus hogares. La presidenta de la Asociación, Charo Menéndez, afirmó que esta comida-homenaje sirvió para celebrar y agradecer los años de dedicación, trabajo y esfuerzo de sus queridos médico y enfermera. “Llegaron a nuestra parroquia, a nuestro centro de salud y se pusieron manos a la obra. Han ejercido su labor día tras día, sin desmayo, con amabilidad, respeto y empatía, algo muy difícil de encontrar hoy en día, en un mundo que corre muy deprisa, en donde valores como los que acabo de mencionar tienen poca prensa y gozan de poca importancia. Ellos han invertido mucho tiempo extra, impagable económicamente y también mucha dedicación, más impagable todavía. Han ido más allá de la profesión y de la vocación convirtiéndose para nosotros en dos seres verdaderamente humanos en el más amplio sentido de la palabra”, afirmó.
La concejala de Bienestar Social, Montserrat Alonso, comentó que ambos han ejercido su profesión desde una perspectiva diferente a la que estamos acostumbrados, “desde una perspectiva empática, no sólo con las personas que están enfermas, sino con el entorno familiar, que es tan importante para nosotros, es decir, no solo cuidar al enfermo, sino también a su entorno, que también sufre. Agradecer también la manera de dirigirse a nosotros para que comprendamos, sobre todo cuando el diagnóstico no es favorable, tener toda esa información que nos hacéis llegar de una manera comprensible. Y también quiero agradecer, como no, a vuestros compañeros, tanto a María José como a tu marido, Cristina, Abel, porque seguro que os hemos quitado tiempo de disfrutar”, afirmó.
En nombre de los homenajeados habló Cristina que recordó que fue un 20 de febrero de 1985, con 23 años, cuando llegó a la estación de tren de Villabona. “Casi 41 años en Villabona y las ilusiones nunca se pierden, pero yo he tenido la suerte de cumplir la mayoría. Hoy no me toca despedirme, hoy me toca agradeceros con mayúsculas que hayáis recorrido gran parte de vuestra vida a mi lado. Hoy me toca agradeceros que me hayáis acogido como enfermera, como persona y como amiga también. Hoy me toca agradeceros todos los detalles, los grandes y los pequeños, que habéis tenido a lo largo de estos 40 años, y puedo deciros que han sido muchos. Y hoy me toca agradeceros la gran parte de culpa que habéis tenido en mi crecimiento personal y profesional. En vuestras casas he desayunado, he tomado café, zumos recién hechos, bizcochos, pinchos, prueba esto, prueba aquello, algo para el camino. En vuestras casas he recibido besos, abrazos, confidencias, risas y también algunas lágrimas. Me escuchabais, os interesabais por mí, por mi familia, por la mía. Me salíais a buscar para que no me pasara nada, me ayudabais con el coche, que ya sabéis que nunca fue lo mío. En vuestras casas me abristeis la puerta y el corazón. Aquí, durante este tiempo, me casé, fui madre, vi crecer a mi hija hasta que decidió volar. Reí, lloré, acerté y me equivoqué. Pero sobre todo me he sentido valorada, querida y feliz”, afirmó.
Cristina quiso también dar las gracias a sus compañeros y sobre todo a Tino con el que ha trabajado 31 años. “Tino es un compañero con mayúsculas. Un excelente profesional, que os voy a contar. Increíble profesional. Es una bellísima persona. Como una humanidad que desborda. Tino es un tesoro. Pero Tino para mí es algo más. Es un amigo en letras grandes. Es comprensión, es apoyo, es entereza. Es generosidad, es confianza, es presencia. Siempre ha estado cuando lo he necesitado. Es para mí y seguro que para vosotros una persona maravillosa. Nunca he encontrado mejor amigo ni mejor persona para hacer este camino. Que hoy se acaba. Juntos ha sido mucho más fácil”, destacó.
También dio las gracias a su marido, Abel, y Rosa la primera médica con la que trabajó y que fue su maestra.
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