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SOCIEDAD
Rodesindo García “Sindo” ha realizado en su casa un homenaje a los vecinos del pueblo
En el pueblo llanerense de Piñera, en Ca Alvarino, se puede encontrar el homenaje a los “paisanos de antes”, realizado por Rodesindo García “Sindo”, “nací aquí al lado, en Biedes, en Las Regueras, incluso lo veo desde mi casa. Mi niñez y juventud la viví en Biedes y desde aquí veo el cementerio, las casas y me sirve ahora a esta edad para recordar momentos felices de mi pasado. Las esculturas que he realizado con hierro me sirve para recordar a mis vecinos del pueblo y con esto también espero que dentro de 60 o más años se acuerden los próximos vecinos de mí también”, apuntó.
A la entrada de su casa Sindo ha colocado la imagen en hierro de un paisano de antes con sus madreñas, boinas, la bota, el guadaño y sobre todo el cigarrillo o puro; a su lado hay una rosa, varias flores y un cardo, todo hecho con barras de metal. “Antes había modistas en los pueblos que te arreglaban la ropa, que duraba años y años, me acuerdo de la forma de los pantalones que hacían y los remiendos posteriores. Todos los paisanos llevaban el guadaño al hombro y la otra mano en el bolsillo. Cada vecino llevaba una cosa para ir a trabajar al campo. Yo vivía delante de la iglesia y siempre veía pasar a los vecinos, les observaba mucho incluso cuando era niño allí paraban conmigo a hablar y llevaban el pito en la boca, los pelos revueltos y las cejas sin arreglar. Siempre les veías con esa tranquilidad, paciencia y sosiego algo que ahora nos falta. Para mí esto es un homenaje a todos y cada uno de ellos”, apuntó.
Sindo comentó que las varillas empleadas en todas las figuras y el metal de las ventanas las iba a tirar el yerno, porque las encontraron cuando remodelaron su casa y se las llevaron al vecino de Piñera, “estaban aquí, dobladas en un pallet para llevarlas al chatarrero y dándole vueltas a la cabeza se me ocurrió usarlas para crear estas figuras, porque como antes todos se aprovechaba y siguiendo ese concepto, que al fin y al cabo es reciclar, decidí usarlas y darle una nueva vida”, aseguró.
A la imagen del paisano no le falta detalle, tiene su boina, sus cejas pobladas, su guadaño, su camisa remangada, su cigarro, el lápiz o palillo en la oreja, la bota, el pañuelo colgando, el reloj, la faja, el cuchillo guardado en el cuerno de una vaca, sus pantalones remendados y sobre todo sus zapatillas y madreñas. Además, la imagen se muestra en el prado, ya que es lo que está pisando el paisano.
“Ese paisano es el compendió de todos los que he visto en mi pueblo, tiene rasgos de todos y cada uno de ellos, como la gran nariz que tenía uno, la camisa verde que llevaba otro de cuando un pariente suyo se la daba porque estaba muy gastada para llevarla, ya que era guardia civil. En este momento, me acuerdo mucho más de lo que viví de niño y cada pequeño detalle se me ha grabado y quería plasmarlo aquí, para que las nuevas generaciones vieran como eran antes los paisanos del pueblo. Como el dobladillo de los pantalones cuando iban al campo que se mojaban y se les metían por las zapatillas”, apuntó.
Sindo comentó que todo se aprovechaba, se vivía de manera más tranquila y sobre todo muy arraigados a la tierra, “el cerdo era uno más de la familia, ya que estaba debajo de la mesa y se le daba las sobras. Por eso, decidí también hacer con estos hierros una rosa florecida, con los pinchos que la protege y abierta para ser polinizada. También puse un cardo, porque se dice que algo es feo como un cardo, a mí me parece muy bonito con todos sus pinchos. Para mí la época del año más bonita y que me da más alegría es la primavera, ver los campos verdes y florecidos, por eso rodee al paisano de plantas y flores”, destacó.
Sindo trabajo en el mundo del frío industrial y como comercial, “se soldar, reparar frigoríficos, compresores, siempre trabajé con las manos y en mi profesión tenía que saber este tipo de cosas para resolver los problemas que se pudieran dar. Viajaba por toda Asturias y siempre estaba pegado al móvil, todo tenía que ser inmediato, por eso ahora que estoy jubilado valoro mucho la tranquilidad y la paz, sobre todo el poder reutilizar cosas que parecen inservibles, pero pueden tener mucha más vida”, afirmó.
Pero no sólo ha decorado su casa, sino también una saltante, donde ha puesto escaleras hechas de piedra y una lagartija de varios metros que la custodia. “Fue Susana Villanueva la que ha colocado un azulejo donde se lee “La Escalerona Sindo Piñera”, lo hice porque me gustó hacerlo no para obtener ningún reconocimiento, estoy muy agradecido y contento por ello. La lagartija la hice, porque cuando estaba allí haciendo la escalera había muchas y con el paso de los días se fueron acercando a mí e incluso se me subían a la mano, porque tenían allí sus agujeros donde se escondían y a modo de agradecimiento coloqué la lagartija. Mi nieto un día que pasó por allí me dijo que las lagartijas estaban subidas a su madre y me hizo mucha ilusión”, afirmó.
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