LLANERA

SOCIEDAD

Llanera celebra el Filandón, el primer Festival de Arte Rural y Comunitario del concejo

Sábado 25 de Octubre del 2025 a las 18:12


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Llanera se convirtió este fin de semana en un espacio de arte, comunidad, historia y presente, contado desde la mirada femenina. Durante los días viernes y sábado, Lugo, Villabona y Bonielles, acogieron el Primer Filandón de Arte Rural y Comunitario, un encuentro que unió arte, territorio y memoria bajo un mismo hilo conductor; la voz y la creatividad de las mujeres en el ámbito rural, sus vivencias, sus memorias y su creatividad en las zonas rurales. El evento, organizado por la Asociación Mar de Violetas con el apoyo del Ayuntamiento de Llanera y diversas asociaciones culturales del concejo, reunió a artistas, vecinas y colectivos locales, en una experiencia participativa que combinó exposiciones, danza, murales, poesía, música y homenajes.

Recordar a todas las que lo hicieron posible resulta difícil, pero el agradecimiento es colectivo para todas las mujeres y personas que participaron. Un gran equipo de creadoras, soñadoras e incansables trabajadoras, encabezadas por Candela Guerrero, unieron esfuerzos, tiempo y desvelos para dar forma a este sueño compartido. Gracias a su compromiso y sensibilidad, el Filandón se transformó en dos días de luz, arte y miradas femeninas, donde la comunidad se reconoció a sí misma a través del poder transformador de la creatividad.

La jornada inaugural, celebrada el viernes a las 18:30 horas en el Centro Mar de Violetas, comenzó con palabras de bienvenida y una emotiva apertura en la que se reivindicó la fuerza transformadora del arte hecho por mujeres. Le siguieron la proyección “Desde las sombras”, de la asociación Llanera Sin Barreras, y la intervención artística de Marina Solís, que exploró la resiliencia y la expresión desde la vulnerabilidad. El colectivo Xuntes y diverses presentó la lectura “Xuntes na palabra”, con la participación de Isabel Mochales, Marina Solís y Lucía Miravalles, uniendo poesía, emoción y comunidad. La velada concluyó con un vino español y las actuaciones musicales de Andrea Reguera y Les Otres, grupo de pandereyeras que contagió al público con su energía y alegría.

El sábado, a las 10:30 horas, la estación de Renfe de Villabona se llenó de música y color con la Charanga de Villabona, que acompañó a los asistentes en el inicio del recorrido artístico. La actriz del Grupo Teatro Los Pintores, Teresa Denisse, dio la bienvenida recordando que “del silencio a la palabra construimos juntas nuestras historias”, reivindicando el papel de las mujeres como sostén de la comunidad. También participaron la alcaldesa Eva María Pérez y la concejala de Cultura, Bienestar Social y Educación, María Montserrat Alonso Sánchez, quienes mostraron su apoyo a esta iniciativa.

La primera parada fue la exposición “Tinta y memoria”, de Margarita Castañón, quien ha recopilado durante décadas recortes de prensa sobre los hitos más relevantes de la vida del pueblo. Su obra transformó los periódicos en un archivo visual del progreso y la identidad de Villabona, mostrando cómo las mujeres también escriben historia desde lo cotidiano. A continuación, el público disfrutó de una pieza de danza interpretada por Gloria Borge, acompañada por la música de Marisa Valeroso, que rindió homenaje al trabajo invisible de las mujeres mineras ,las carboneras, quienes lavaban carbón y sostenían con valentía a sus familias.

Uno de los momentos más esperados fue la presentación del mural “Donde nace nuestra historia”, creado por Mari Paz Menéndez González, Montserrat Díaz Ocaña y Alonso González. Inspirado en la memoria industrial del pueblo, el mural representa la mina, el ferrocarril y la tejera, pilares fundamentales de Villabona. Nacido de una propuesta surgida en una clase de pintura, se convirtió en un homenaje al esfuerzo y la identidad colectiva.

La actriz Teresa Denisse ofreció una emotiva interpretación del poema “Me gritaron negra”, de Victoria Santa Cruz, a través de una propuesta escénica original con títere animado y proyección visual. El títere, reflejo simbólico de la niña interior que escucha el grito discriminatorio, cobró vida entre sus manos, convirtiéndose en símbolo de resistencia, orgullo e identidad. La proyección reforzó la intensidad del mensaje, envolviendo al público en una experiencia visual y emocional que celebró la dignidad y la fuerza de las mujeres.

El recorrido continuó con la presentación del grupo de danza de Villabona, formado por Laura Álvarez, Mari Sánchez, Mari Paz Menéndez, Ruth Echeverría y Lorena Martínez, bajo la dirección de Dayana Montalvo. Con música de Celia Cruz, las bailarinas celebraron la alegría, la diversidad y la vitalidad de las mujeres que mantienen vivas las tradiciones locales. Uno de los momentos más conmovedores fue el homenaje a María Fernández González, “Maruja”, primera mujer en Asturias en presidir un club de fútbol masculino, el C.D. Villabona. Acompañada por jugadoras de la UD Llanera, se destacó su ejemplo pionero y su papel como creadora de comunidad. El recorrido finalizó con la obra colectiva “L’Amudar”, de Mar Suárez Martínez y Mara Suárez Menéndez, realizada junto al alumnado del Centro Mar de Violetas, una intervención que simbolizó la transformación y el relevo generacional a través del arte participativo.

A las 12:30 horas, el festival se trasladó a Bonielles, donde se celebró la acción colectiva “Arte, territorio y filandón”, protagonizada por más de una docena de creadoras locales;

María Carmen Álvarez, Azucena Álvarez, Leonor Suárez, Mercedes Abarrio, Edelvina García, Isolina Álvarez, José Manuel Ania, Carmina Álvarez, Azucena Pérez, Angelina Alonso, Josefina “la Morena”, Mara Suárez, Marina Solís, Laura Arce, Lucía Miravalles y la bailarina aérea Ana Castañeda. Dio continuidad “Gotas de memoria”, una propuesta de arte visual y gráfico, junto a danzas sobre el territorio como la adaptación de “Onde vas por agua” y “Rosas danst Rosas”, de Anne Teresa De Keersmaeker.

La pieza de danza “Mi cuerpo en fango”, interpretada con una profunda carga simbólica por Laura Arce y Marina Solís, se convirtió en uno de los momentos más potentes del Filandón. Desde la primera imagen, la fuerza visual de las bailarinas atrapó al público; sus cuerpos se iban cubriendo de barro, al tiempo que emergían y se sumergían en él, simbolizando la raíz, la tierra y también la carga que la mujer ha debido soportar a lo largo del tiempo. Sus movimientos expresivos reforzaban la idea de renacimiento y metamorfosis. A través del gesto y del ritmo corporal, proyectaron una danza que oscilaba entre la contención y la expansión, entre la caída y el ascenso, en un recorrido que evocaba la lucha por existir, resistir y transformarse. La pieza exploró el cuerpo femenino como territorio de memoria y resistencia, donde cada gesto se convertía en un eco de las batallas cotidianas y de los silencios heredados. En su lectura más profunda, “Mi cuerpo en fango” es una metáfora contemporánea de la mujer que se reconstruye entre el dolor y la belleza, entre la materia y la libertad. Una estética que no busca únicamente liberar a las mujeres, sino afirmar que la libertad se conquista cada día, desde el arte, la conciencia y la comunidad.

El concierto de Elena Frade fue el broche final del Filandón. Con sus canciones y letras cargadas de sensibilidad, regaló al público un momento de conexión profunda, donde desde la melodía se bailó, se disfrutó y también se pensó. Acompañada por el talentoso grupo de chicas que integran su banda, Elena Frade ofreció un espectáculo en el que la poesía se hizo música y la emoción se volvió ritmo. Su voz y su presencia sobre el escenario cerraron el encuentro con una energía luminosa, dejando en el aire la sensación de que el arte, cuando nace desde la autenticidad, une, conmueve y transforma.

Las expresiones de alegría entre las participantes demostraron la excelente acogida del festival. Escuchar frases como “nunca había visto tanta gente en Villabona” o los agradecimientos de las mujeres de Bonielles por ser parte del encuentro, reforzaron la importancia de este tipo de iniciativas para la vida cultural y social del concejo.

El concejo vivió dos días de emoción, arte y comunidad. El Primer Filandón de Arte Rural y Comunitario de Llanera, deja una huella profunda; la de las mujeres que, desde la cotidianidad, transforman el territorio con su fuerza, ternura y creatividad. Este es el comienzo de un camino que seguirá creciendo, multiplicando espacios donde el arte, la palabra y la memoria de las mujeres sigan encontrándose y celebrándose. Una semilla que promete seguir floreciendo en futuras ediciones, recordando que sin la mirada y el trabajo de las mujeres, no hay historia ni comunidad posible. ¡Gracias Filandón!

El Tapín

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