LLANERA

SOCIEDAD

Im Memoriam: Mari Verdera, la reportera llanerense de los 70

Lunes 29 de Septiembre del 2025 a las 16:01


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Hace unos días dimos el último adiós a María Rosa García Álvarez, vecina de Posada, conocida en toda Llanera, pues a buen seguro en que una gran mayoría de llanerenses y alrededores han sido protagonistas en sus fotografías.

Hoy, trato de recordar a la reportera periodística que me acompañó en mi época como corresponsal en Llanera de “La Voz de Asturias” primero y de “La Nueva España” después, desde 1970 a 1973. Viuda desde diciembre de 1968 de José María el de Gallegos, fotógrafo cuya obra es cada día más reconocida, recurrí a ella a comienzos de1970, con el fin de que ilustrara con sus fotografías mis crónicas. Su trabajo como ayudante de laboratorio de José María, instalado en lo que había sido la fragua, en los bajos de su vivienda, le permitió dedicarse a la muerte de aquél a la fotografía.

Durante mis tres años como corresponsal en Llanera, viajando juntos en su “seiscientos”, Mari me acompañó a muchos reportajes por este Concejo y el de Les Regueres y, en solitario, inmortalizó con su cámara otros eventos por mi encargo.

Curiosamente, a ella pertenecen las fotos disponibles de la inauguración en 1971 por el arzobispo Díaz Merchán de la nueva Iglesia de Posada, donde cincuenta y cuatro años después, le daríamos el último adiós.

Aparte de su trabajo como fotógrafa profesional, entre sus cientos de fotos como reportera, quedaron inmortalizados los alcaldes de Llanera y Les Regueres, los llanerenses paisanos del año en la Ascensión de la época, el abuelo de Llanera en 1972, el “conductor ideal” que elegían los transportistas entre sí, los cursillos de la Sección Femenina y de la OJE, conciertos y competiciones deportivas del Frente de Juventudes, el fútbol en Las Huelgas, el hórreo que permanecía solitario resistiendo en 1971 la vorágine constructiva de naves industriales en el polígono de Silvota, la competición de paracaidismo en La Morgal, el esplendor del rótulo del Goía y tantos y tantos episodios que conformaron el devenir social y periodístico de aquellos años, que a buen seguro se conserva en los archivos de los periódicos citados.

No es posible soslayar en este somero recuerdo la permanente custodia y esmero en la conservación de los negativos fotográficos de su esposo, fondo de importancia capital reflejo fiel de la sociedad de la época y que, gracias a esta mujer, han llegado hasta nosotros.

Hasta siempre Mari, ejemplo de mujer emprendedora, valiente, decidida, trabajadora, ¡generosa, amable, servicial y …reportera! Descansa en paz.

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