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SOCIEDAD

Isaura Souza: “Somos como una familia y eso no hay dinero que lo pague"

Miercoles 31 de Agosto del 2022 a las 00:00


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La quesera artesanal sierense, Isaura Souza, recibirá este mes de septiembre una de las cinco medallas de Asturias 2022, que concede el Gobierno Principado. La Medalla de Asturias premian méritos verdaderamente singulares de personas o instituciones cuya importancia y trascendencia para los intereses generales de la comunidad les hagan acreedores del reconocimiento.

Souza nació en Gijón de manera fortuita, pero a los pocos meses se trasladaron a Muncó donde siempre ha residido, “nací en Gijón porque mi hermano tuvo problemas en el parto y mi madre se trasladó allí para estar más cerca del hospital por si pasaba algo y allí nací yo también, un 19 de enero, pero soy de Muncó porque es donde viví toda mi vida”, apuntó.  La quesera aseguró que en su casa siempre hubo vacas, ovejas y huerta. Su padre en un primer momento trabajaba en la mina, pero al fallecer su abuelo, que tenía casería en Muncó, y siempre le gustó dedicarse a cuidar de los animales y así lo hizo cuando tuvo oportunidad, tras 11 años en la mina. Ya que toda la familia de Isaura vivía en casa de los abuelos maternos con ellos.

“He vivido siempre en una casería, yo no me quería dedicar al ganado ni al campo, porque me parecía un trabajo muy esclavo, por eso decidí estudiar, realicé Asistente Social y preparé oposiciones, pero eso no era lo que realmente me gustaba, yo quería hacer enfermería pero la nota no me dio y opté por estudiar Asistente Social, con la idea de aprobar el primer curso y poder pasar a enfermería y no pude pasar tampoco y cuando me quedaba segundo decidí acabarlo. Cuando acabé esos estudios, en la Oficina de Empleo de Pola realizaban un curso de técnico especialista en alimentación y eso me llamaba mucho la atención, además le dieron mucha difusión, porque decían que en todas las empresas agroalimentarias se iban a necesitar técnicos de calidad y me gustaba. Olvidé enfermería y opté por ayudar en casa los fines de semana y estudiar por semana”, apuntó.

Al acabar el curso de técnico en alimentación comenzó a echar currículos en empresas, pero se dio cuenta que los biólogos y los químicos optaban a ese puesto de trabajo y al año se enteró de que en el INEM ofertaban un cursos de elaboración de quesos artesanos y lo hizo en el año 92-93. El cursos era de 400 horas y al finalizar acudió una técnica de la consejería, Carmen Fernández Venta, a darles una charla porque estaban impulsando la incorporación de jóvenes al medio rural, para crear empresas agroalimentarias y se daban subvenciones.

“Coincidí en el curso quesos con compañeros de otra promoción del de alimentación, en concreto con Isabel, Joaquín, Manuel y decidimos presentar un proyecto en conjunto, aunque Manuel decidió retirarse al final. En la última página pusimos que pondríamos la empresa si recibíamos una subvención, porque sin ella no podíamos. El proyecto nos costó más de 300.000 pesetas que pusimos entre los tres, con la idea de decir si salía mal perdíamos las 100.000 pesetas y si sale bien teníamos un futuro por delante. Nos aprobaron la subvención y empezamos a trabajar los tres: Isabel Fernández Alonso, Joaquín Sánchez del Álamo e Isaura Souza Ordiales, y fundamos Quesu Ovín, en la parroquia de Ovín en Nava, en una antigua cuadra de los abuelos de Isabel”, explicó.

Souza recuerda que en los inicios acudieron a ver al que era el alcalde Siero, Manuel Villa,  para preguntarle si habría alguna zona para montar una quesería, era cuando se estaban construyendo las naves en la Tejera, pero su intención era que la quesería artesanal estuviera en la zona rural y el Ayuntamiento no dispone de ese tipo de terrenos. “Lo apuntó en su diario, me acuerdo que puso seguir a estos chavales que van a poner la quesería. Teníamos que comprar un prado para poner la quesería y se desorbitaban los gastos, los abuelos de Isabel nos cedieron la cuadra y nos ayudó su padre, Paco, a hacer la obra y hasta hoy. En 1995 nos dimos de alta y obtuvimos el registro sanitario”, recordó.

Pero los principios nunca son fáciles, “nos costó mucho encontrar leche de vaca, el problema era que éramos tres rapazos que no nos conocían y estaban recelosos, pero gracias al padre de Isabel dimos vueltas por Nava y fuimos a ver a Andrés y Covadonga de la Casa Nueva y nos explicó que trabajaba con un grupo lechero, que vendían la leche entre Nava y Sariego a una empresa, que se lo recogía y no podía andar penitenciando si iban a ir a buscar la lecho o no y a los 15 días Paco y Andrés se encontraron y le dijo que seguían sin leche y finalmente decidieron ayudarnos y nos dieron la leche. Nosotros íbamos a recogerles la leche y contactamos con un hombre de Villaviciosa que tenía leche de cabra y comenzamos a hacer leche de vaca, de cabra y de mezcla. Fuimos creciendo muy poco a poco”, apuntó.

La premiada aseguró que son ellos tres los que hacen todo: recogen la leche, elaborar el queso, hacen el reparto a los clientes y llevaban el control de las cuentas. Con los años Andrés y Covadonga se jubilaron, pero antes le habían buscado otro ganadero del grupo para que les diera la leche. Es la ganadería de Alfonso y Manuel de Ceceda la que les vende la leche. “Somos como una familia y eso no hay dinero que lo pague. A lo largo de 28 años hay momentos buenos, malos y regulares como en todos los sitios”, apuntó.

Empezaron comercializando su queso en los establecimientos de proximidad, en Nava, Infiesto y Pola de Siero y fueron abriendo círculo, continúan en esa línea sobre todo con autoventas que compran el queso y ellos hacen visitas. “Lo que nosotros intentamos es tener un trato directo con el cliente. Lo primero es la materia prima que tiene que ser calidad, después contar con unos hábitos muy constantes de trabajo. Cada uno de nosotros está centrado en una labor, aunque todos sabemos hacer todo”, explicó.

En la Asociación de Queseros Artesanos de Asturias estuvo como presidenta casi 19 años. El colectivo se creó en 1991, porque se unieron las pequeñas queserías porque se comenzaron a pedir más cosas para poder comercializar los quesos como el registro sanitario, entre otras cuestiones. Souza formó parte de la directiva antes de entrar como presidenta cuatro años después. “Durante los primeros años no hubo mucha actividad, aunque éramos los interlocutores con la administración y nos ocupábamos de representar al sector, pero empezamos a movernos para hacer ferias y colaborar con la administración, con la idea de tener algún tipo de beneficio porque nos exigen como si fuéramos una gran industria. Además colaboramos con Asincar, con el CTIC, Lila Asturias, entre otras entidades”, apuntó.