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SOCIEDAD
El Ayuntamiento de Las Regueras homenajea a los que llevaron el agua hasta las casas en el concejo: "Pachicon, Celso y Mandin"
Corría la década de los 60 cuando el nuevo cura de algunas parroquias de Las Regueras, Celso Díaz, se empeñó en llevar el agua potable hasta las casas y cuadras del municipio, el mismo que toma su nombre de los muchos regueros que lo atraviesan, el mismísimo concejo del agua. El párroco encontró sus dificultades, principalmente el dinero que costaba y la reticencia de sus parroquianos a pagar unas cuantas pesetas por un servicio que estaban acostumbrados a obtener gratis de fuentes y ríos así que no tuvo mas remedio que aunar fuerzas con algunos de los vecinos que le apoyaban como Manuel Fernández Villar “ Pachicón” .
Este viernes 20 de septiembre, unas cuantas décadas después y ya en otro siglo, el Ayuntamiento reguerano quiso rendir un homenaje “sentido y muy familiar” en palabras de la alcaldesa Mª Isabel Méndez a esos hombres y al que fue el fontanero primero de la Cooperativa de Aguas y después del propio consistorio hasta su fallecimiento poco antes de su jubilación “en acto de servicio” Amadeo Tamargo (Madín).
Amenazaba tormenta sobre el cielo de Escamplero cuando la comitiva municipal llegaba a casa Pachicón, allí aguardaba el patriarca que a sus 96 años salió a recibir junto a su familia y amigos a la alcaldesa y algunos concejales, a Celso J. Díaz (Hijo adoptivo de Las Regueras) y a las hijas de Madin (Marta y Susana Tamargo).
La regidora hizo hincapié “en la decidida voluntad de unas cuantas personas para conseguir la unión de una inmensa mayoría de los vecinos” e hizo alusión a los retos que supuso llevar el agua a las casas,” realizar una colecta para conseguir dinero con el que costear los planos que realizarían ingenieros de la Confederación Hidrográfica….todos sabemos que aquellas personas voluntarias para tan arduo trabajo serían maestros en habilidades sociales pues además de conseguir el dinero tenían que persuadir a los mismos vecinos para que cediesen los pasos por sus propiedades”
Tras la entrega de placas y otros obsequios tomaron las palabras las hijas del fontanero que emocionadas agradecieron el recuerdo a su padre “después de tantos años”. Amadeo falleció a pie de cañón en el Manantial de la Mofosa de forma fulminante mientras hacia su trabajo, ese con el consiguió la amistad y cariño de todos los regueranos. Conoció cada palmo de la red de aguas que él mismo instaló, sabía los puntos exactos por donde transcurría sin apenas desviarse ni medio metro y apuntaba rápido el lugar donde se producían las averías en su caso.
A continuación habló Celso, ahora Hijo Adoptivo de Las Regueras, y con una facilidad pasmosa plantó su memoria en los inicios de su sacerdocio en el municipio y dio una lección de historia. “Era el 62 y leí en el periódico la noticia de un Decreto del Gobierno de Franco en el que acordaba dar una ayuda a las personas del campo 10.000 ó 20.000 pesetas a devolver en 10 años sin réditos para poner agua en casa, la cantidad no la se con exactitud pero está escrito. Yo que llegaba desde Gijón donde siempre tuve agua, y que tenía metido en la cabeza lo de conseguir el agua para Las Regueras me puse nervioso, como loco. Hablé con algunos vecinos y con el entonces alcalde Arturo La Alguera, a éste que por su cargo no cobraba y que tenía casería, 9 vaques, le informaba mientras él cataba las vacas que era cuando tenía tiempo de escucharme. La gente era reticente les parecía normal lo de ir con el caldero a la fuente, así que lo de poner perras no les gustaba y ahora era el momento con esa ayuda del gobierno. Que era bueno para todos era evidente, un día cogí la vespa que tenía y con el alcalde fuimos a Quexu pero la gente no quería escuchar, conseguimos apoyo de algunos como Pachicón y ahí empezó la colaboración”.
Pachicón por su parte recordó como iba de noche, después de terminar la faena, por las casas pidiendo dinero y los pasos para la tubería “hubo muchos inconvenientes, en una ocasión el alcalde me comentó que pedían 800 pesetas para el día siguiente, así que cogí al neño primero y fui por las casas donde me parecía que había dinero. A las 3 de la mañana llegué a casa de Arturo con las 800 pesetas, este se puso tan contento. Tanta gana había del agua, recuerdo a la mi muyer trayendo calderos, uno en cada mano de la fuente El Gueyu, y bajando a las vacas a beber al río de La Rabaza, cuando volvían si había calor ya tenían sed otra vez. Y bueno lo de traer la luz eléctrica también tuvo su dificultad, cuantos viajes a Trubia”
Pasaron 60 años de aquello, realmente no son tantos pero la evolución de la forma de vivir ha sido vertiginosa y parece que han sido muchos mas, la mayoría de los vecinos del concejo del agua no conocen la historia de hombres como estos, así que su recuerdo quedará asegurado con las placas que el ayuntamiento colocará en La Mofosa, el principal manantial del municipio. Y el homenaje “sentido y familiar” queda recogido en las noticias de El Tapín con la esperanza de que dentro de otros 60 años haya quien lo lea.
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