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CARTA AL DIRECTOR
El derecho internacional en cuestión
Recientemente el Estado de Israel reconocía la soberanía de Marruecos sobre el Sáhara Occidental, antigua colonia española abandonada a su suerte tras la ocupación militar del entonces sátrapa Hassan II.
Si algo hay que une a los mandatarios de estos dos países, es compartir sus políticas expansionistas y someter a sus pueblos a la humillación y privación de los derechos más elementales de la persona violando las más elementales normas de justicia internacional.
Además de quebrantar las leyes que rigen la convivencia mundial, estos dos países se ríen de la comunidad internacional; anuncian su ya conocido y dilatado matrimonio, como si fuese alguna novedad. Escogen para anunciar su enlace el mismo día que se suspenden los acuerdos comerciales entre la Unión Europea y el régimen marroquí, por incluir el territorio del Sahara Occidental, para tapar el sonado golpe de la suspensión de los tratados comerciales. Es decir, pretenden tapar una sentencia de un tribunal internacional de justicia con una flagrante violación e ilegalidad.
Esta posición de Israel no es nueva. Ya había reconocido la ocupación en 1975 y contribuyó en la financiación del muro de 2.700 kilómetros que separa el Sahara ocupado de las zonas liberadas.
Resulta curiosa la trascendencia que muchos medios de comunicación dieron al tema como si quisieran curarse en salud y dar por sentado que ese era el camino a seguir y contentar así al déspota y tirano rey de Marruecos. Menor noticia tuvo la sentencia del Tribunal Europeo al cuestionar la validez de los acuerdos de pesca firmados entre la Unión Europea y el Gobierno de Marruecos, que una vez vencidos quedan cuestionados.
Según el derecho internacional, la soberanía de un territorio emana de la voluntad de sus habitantes, supervisada, velada y aprobada por los organismos internacionales competentes. Ningún país, por sí mismo, de forma individual está legitimado a conceder o reconocer la soberanía de otro sobre un territorio que no le pertenece y que además está inscrito en la lista de las Naciones Unidas, como territorio no autónomo, pendiente de una descolonización.
Todo lo anterior explica bien a las claras que, tanto el régimen autocrático marroquí como el Estado sionista de Israel, sus objetivos convergen en seguir perpetrando la injusticia y las violaciones tanto del derecho internacional como del derecho humanitario. Lamentablemente, para conseguir esos objetivos, cuentan con la complicidad y el soporte de las llamadas principales potencias democráticas occidentales. Las mismas que quieren imponer la legalidad internacional en Ucrania se la niegan a los pueblos saharaui y palestino.
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