SIERO

SOCIEDAD

José Antonio Bande recordó en su pregón lo que significa la celebración de la Semana Santa

Domingo 10 de Abril del 2022 a las 00:00


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José Antonio Bande fue el encargado de leer el pregón que da inicio a la Semana Santa de Lugones. Bande nació en Luarca, ingresó en el Seminario Metropolitano de Oviedo y fue ordenado sacerdote en 1992, se estrenó como vicario parroquial de San Pedro de Pola de Siero de 1992-1998. Fue enviado a Roma en 1998 para ampliar sus estudios, donde estuvo hasta 2002 cuando obtuvo la licenciatura en Sagradas Escrituras. Cuando regresó a la Diócesis, en 2002 fue nombrado profesor en el Seminario Metropolitano y párroco de San Martín de turón y Santa Bárbara de la Cuadriella, en el Caudal, en 2003 el arzobispo le pidió asumir la parroquia de San Melchor de Quirós en Vallobín. Donde estuvo hasta 2013 que fue enviado a Salamanca para ampliar los estudios de Teología Bíblica, por lo que obtuvo el doctorado. Desde 2013 hasta 2018 fue párroco adscrito a los Santos Apóstoles de Buenavista y en 2018 es párroco de la Unidad Pastoral de Posada y Lugo junto a José Julio Velasco. Tras el pregón se bendijeron los seis hábitos de los nuevos cofrades del Cristo y La Soledad.

El pregonero recordó que para él la iglesia parroquial de San Félix es particularmente entrañable y sobre todo un referente y un ejemplo eximio de solicitud generosa y diligente, de fraternidad entrañable y de buen hacer. “Pregón es el anuncio o aviso oficial de una noticia o acontecimiento para su conocimiento público y, como es nuestro caso, “Pregón de Semana Santa”, es la proclamación solemne para aprestarnos a la consideración y vivencia plena de estos próximos días de la pasión, muerte y resurrección del Señor, el núcleo fontal de nuestra salvación, quicio y gozne que sustenta la fe, alienta la esperanza y enardece la caridad”, explicó.

Bande comento que los acontecimientos y los ritmos durante estos dos últimos años, “ha marcado ese incómodo y pertinaz visitante llamado coronavirus, que aunque ahora parece más atenuado, de forma tan contumaz y prolongada ha desbaratado tantos planes, trastocado tantas agendas y que sigue aún solapando nuestros rostros con la omnipresente mascarilla, algo que ha entrado ya a formar parte de nuestro atuendo cotidiano… Cierto es que, con la ayuda de Dios y aunando esfuerzos de todo tipo para preservar la salud pública y personal desde la sensatez, la mesura y la responsabilidad… se vislumbra ya cierto punto de luz al final del túnel”, apuntó.

También recordó que se activó el volcán en la Palma y en la actualidad la invasión a Ucrania. “Nos acongoja también la carestía galopante de precios que parece seguir en escalada libre e imparable, azotando y afligiendo particularmente a las familias más vulnerables, allí donde se torna difícil llegar a fin de mes sin apretarse el cinturón hasta la extenuación… Son tiempos recios e imprevisibles, sin duda… de inciertas e incalculables consecuencias, pero también ocasión propicia para el recogimiento, la reflexión y la oración confiada… para detenernos y modificar tantos vaivenes desnortados y embarullados que, en ocasiones, acorazan nuestro corazón, opacan nuestra mirada y embotan nuestra mente, no dejando apenas tiempo para unas relaciones humanas más satisfactorias y edificantes, y por qué no decirlo, vaivenes que tantas veces oxidan y amodorran nuestra vivencia de fe, o cuando menos, la orillan y relegan displicentemente”, comentó.

“El mundo está atravesado por esas heridas. Los vendedores de respuestas falaces fallan una y otra vez, convirtiendo sus discursos, propuestas y leyes en losas que, en lugar de liberar, terminan aplastando a las personas. Muchas personas quisieron (quieren) ser dioses, endiosarse, y en esa aspiración olvidaron (olvidan) que todos somos hijos, hermanos, y que nuestra autonomía humana no es omnipotencia que pueda desplazar u orillar a un Dios con entrañas paternas y maternas”, apuntó.

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